BIENVENIDOS A DISIENTO. EL BLOG DE DAMIAN MONTAÑO

Algo hay de soberbia al tener un blog, es un espacio de exhibición personal abierto a todo mundo. Cierto, y no lo niego. Pero es, a la vez, una posibilidad de expresar ideas, generar debate y reflexión acerca de temas que muchas veces no son abordados como debiera ser (aunque no creo que aquí se pueda en su totalidad) y esta es mi intención.
Espero que a partir de estas lecturas podamos salir, liberarnos, de la enajenación tan en boga, del materialismo, del consumismo, de la virginidad neuronal y podamos ver el otro lado de algunas cosas que consideramos tan normales o que vemos sólo por encimita. En el último de los casos, me conformo con que sea un lugar pa'l chismorreo rico, del que te dan ganas de seguir en él.
Espero que lo disfruten y cooperen haciendo críticas, aportando datos, discrepando. De hecho, de ahí viene el nombre: DISIENTO, no estoy de acuerdo, pero refuto, cuestiono, pienso.
Ojalá y el objetivo se cumpla.

sábado, junio 27, 2015

La actualidad de "Un mundo feliz"

El libro "Un mundo feliz" (Huxley, 1935) forma parte de la lista de libros que en algún momento de la vida son de lectura obligada (muchas veces en la prepa o la universidad). Un libro interesante por el futuro que plantea el autor. Hoy, leyendo La Jornada, me encontré con una nota en la que se hace una descripción bastante detalla acerca de la vigencia que sigue teniendo este libro (no es que no lo supiera, pero me gustó cómo detalla muchos de los puntos que le dan esa vigencia). De manera tal que, como tantas otras veces, hoy me dedico al "copiar-pegar". Espero disfruten del artículo.

Comprender cómo nos manipulan
Ignacio Ramonet
Se cumplen 80 años de la primera edición (1935) en lengua española de la gran novela rupturista Un mundo feliz (se había publicado tres años antes en inglés), del filósofo y escritor visionario Aldous Huxley.

Y ante tanta felicidad artificial en nuestros días, tantas manipulaciones y tantos condicionamientos contemporáneos, cabe preguntarse: ¿será útil releer hoy Un mundo feliz? ¿Es acaso necesario retomar un libro publicado hace más de 80 años, en una época tan alejada de nosotros que Internet no existía e incluso la televisión aún no había sido inventada? ¿Es esta novela algo más que una curiosidad sociológica, un best seller ordinario y efímero del que se vendieron, en el año de su publicación, en inglés, más de un millón de ejemplares?

Estas cuestiones parecen tanto más pertinentes cuanto que el género al que pertenece la obra –la distopía, la fábula de anticipación, la utopía cientifico-técnica, la ciencia ficción social– posee un grado muy alto de obsolescencia. Pues nada envejece con mayor rapidez que el futuro. Sobre todo en literatura.

Sin embargo, si alguien, superando estas científico, se vuelve a sumergir en las páginas de esa novela se quedará estupefacto por su sorprendente actualidad. Constatando que, por una vez, el pasado ha atrapado el presente. Recordemos que el autor, Aldous Huxley (1864– 1963), narra una historia que transcurre en un futuro muy lejano, hacia el año 2 mil 500, o, con mayor precisión, hacia el año 600 de la era fordiana, en alusión satírica a Henry Ford (1863-1947), el pionero estadunidense de la industria automovilística (de la que una célebre marca de coches sigue llevando su nombre), inventor de un método de organización del trabajo para la fabricación en serie y de la estandarización de las piezas. Método –el fordismo– que transformó a los trabajadores en poco menos que autómatas o en robots que repiten a lo largo de la jornada un único y mismo gesto. Lo cual suscitó, ya en la época, violentas críticas; pensemos, a este respecto, por ejemplo, en las películas Metrópolis (1926), de Fritz Lang, o Tiempos modernos (1935), de Charles Chaplin.

Aldous Huxley escribió Un mundo feliz, visión pesimista del porvenir y crítica feroz del culto positivista a la ciencia, en un momento en el que las consecuencias sociales de la gran crisis de 1929 afectaban de lleno a las sociedades occidentales, y en el que la credibilidad en el progreso y en los regímenes democráticos capitalistas parecía vacilar.

Editado en inglés antes de la llegada de Adolf Hitler al poder en Alemania (1933), Un mundo feliz denuncia la perspectiva pesadillesca de una sociedad totalitaria fascinada por el progreso científico y convencida de poder brindar a sus ciudadanos una felicidad obligatoria. Presenta una visión alucinada de una humanidad deshumanizada por el condicionamiento a lo Pavlov y por el placer al alcance de una píldora (el soma). En un mundo horriblemente perfecto, la sociedad decide totalmente, con fines eugenésicos y productivistas, la sexualidad de la procreación.

Una situación no tan alejada de la que conocen hoy algunos países en donde los efectos de la crisis de 2008 están provocando (en Europa sobre todo) la subida de partidos de extrema derecha, xenófobos y racistas. Donde las píldoras anticonceptivas permiten ya un amplio control de la natalidad. Y donde nuevas píldoras (Viagra, Lybrido) dopan el deseo sexual y lo prolongan hasta más allá de la tercera edad. Por otra parte, las manipulaciones genéticas permiten cada vez más a los padres la selección de embriones para engendrar hijos en función de criterios predeterminados, estéticos, entre otros.

Otra sorprendente relación con la actualidad es que la novela de Huxley presenta un mundo donde el control social no da cabida al azar, donde, formadas con el mismo molde, las personas son clónicas, pues se producen en serie, la mayoría tiene garantizado el confort y la satisfacción de los únicos deseos que está condicionada a experimentar, pero donde se ha perdido, como diría Mercedes Sosa, la razón de vivir.

En Un mundo feliz, la americanización del planeta, ha culminado; la historia ha terminado (como lo afirmara más tarde Francis Fukuyama), todo ha sido estandarizado y fordizado, tanto la producción de los seres humanos, resultado de puras manipulaciones genético-químicas, como la identidad de las personas, producida durante el sueño por hipnosis auditiva: la hipnopedia, que un personaje en el libro califica de la mayor fuerza socializante y moralizante de todos los tiempos.

Se producen seres humanos, en el sentido industrial del término, en fábricas especializadas –los centros de incubación y condicionamiento–, según modelos variados, que dependen de las tareas muy especializadas que serán asignadas a cada uno y que son indispensables para una sociedad obsesionada por la estabilidad.

Desde su nacimiento, cada ser humano es además educado en unos centros de condicionamiento del Estado, en función de los valores específicos de su grupo, mediante el recurso masivo a la hipnopedia para manipular el espíritu, crear en él reflejos condicionados definitivos y hacerle aceptar su destino.

Aldous Huxley ilustraba así, en esa obra, los riesgos implícitos en la tesis que venía formulando desde 1924 John B. Watson, el padre del conductismo, esa pretendida ciencia de la observación y control del comportamiento. Watson afirmaba, con frialdad, que podía elegir al azar en la calle a un niño saludable y transformarlo, a su elección, en doctor, abogado, artista, mendigo o ladrón, cualquiera que fuera su talento, sus inclinaciones, sus capacidades, sus gustos y el origen de sus ancestros.


En Un mundo feliz, que es fundamentalmente un manifiesto humanista, algunos vieron también, con razón, una crítica ácida a la sociedad estalinista, a la utopía soviética construida con mano de hierro. Pero también hay, claramente, una sátira a la nueva sociedad mecanizada, estandarizada, automatizada que se montaba en esa época en Estados Unidos, en nombre de la modernidad técnica.
Sumamente inteligente y admirador de la ciencia, Huxley expresa, sin embargo, en esta novela, un profundo escepticismo respecto de la idea de progreso, una desconfianza hacia la razón. Frente a la invasión del materialismo, el autor entabla una interpelación feroz a las amenazas del cientificismo, el maquinismo y el desprecio a la dignidad individual. Claro que la técnica asegurará a los seres humanos un confort exterior total, de notable perfección, estima Huxley con desesperada lucidez. Todo deseo, en la medida en que podrá ser expresado y sentido, será satisfecho. Los seres humanos habrán perdido su razón de ser. Se habrán transformado a sí mismos en máquinas. Ya no se podrá hablar en sentido estricto de condición humana.

Pero sí de condicionamiento, que no ha cesado de intensificarse desde la época en que Huxley publicó este libro y anunció que, en el futuro, seríamos manipulados sin que nos diésemos cuenta de ello. En particular, por la publicidad. Mediante el recurso a mecanismos sicológicos y gracias a técnicas bien rodadas, los Mad men de la publicidad consiguen que compremos un producto, un servicio o una idea. De ese modo nos convertimos en personas previsibles, casi teledirigidas. Y felices.

Confirmando esas tesis de Huxley, a mediados de la década de 1950, Vance Packard publicó The hidden persuaders (La persuasión clandestina), y Ernest Dichter y Louis Cheskin denunciaron que las agencias de publicidad intentaban manipular el inconsciente de los consumidores. En particular mediante el uso de la publicidad subliminal en los medios de comunicación masivos. El 30 de octubre de 1962 se llevó a cabo una verdadera prueba que demostraba la eficacia de la publicidad subliminal: durante una película se lanzaba cada cierto tiempo mensajes invisibles acerca de unos productos. Las ventas de dichos productos aumentaron.

Actualmente, la publicidad subliminal ha avanzado y existen técnicas más sofisticadas y hasta más perversas para manipular la mente del ser humano. Por ejemplo, mediante los colores que modifican nuestras percepciones e influyen sobre nuestras decisiones. Los especialistas en marketing lo saben y utilizan sus efectos para orientar nuestras compras.

En un experimento conocido de finales de los años 60, Louis Cheskin, director del Color Research Institute, pidió a un grupo de amas de casa que probaran tres cajas de detergentes y que decidieran cuál de ellas daba mejor resultado con las prendas delicadas. Una era amarilla, la otra azul y la tercera azul con puntos amarillos. A pesar de que las tres contenían el mismo producto, las reacciones fueron distintas. El detergente de la caja amarilla se juzgó demasiado fuerte, el de la azul se consideró que no tenía fuerza para limpiar. Ganó la caja bicolor.

En otra prueba se dieron dos muestras de cremas de belleza a un grupo de mujeres. Una en un recipiente rosa, y otra en uno de color azul. Casi 80 por ciento de las mujeres declararon que la crema del bote rosa era más fina y efectiva que la del bote azul. Nadie sabía que la composición de las cremas era idéntica. “No es una exageración decir que la gente no sólo compra el producto per se, sino también por los colores que lo acompañan. El color penetra en la psique del consumidor y puede convertirse en estímulo directo para la venta”, escribe el publicista Luc Dupont en su libro 1001 trucos publicitarios.

Cuando la empresa productora del jabón Lux empezó a vender en color rosa, verde, turquesa, sustituyendo la pastilla habitual de color amarillo, se convirtió en número uno de jabones de belleza en el mercado. Los nuevos colores sugerían delicadeza y cuidado, intimidad y cariño, y los consumidores se mostraron entusiastas. Recientemente, McDonald’s dejó su mítico color rojo (tonalidad apreciada por los más pequeños y que suele estimular el hambre) a favor del verde, en un intento por reposicionar su marca hacia la comida saludable y un estilo de vida sostenible.

La lectura de Un mundo feliz nos alerta contra todas estas agresiones. Sin olvidarse de las manipulaciones mediáticas. Esta novela también puede verse como una sátira muy pertinente de la nueva sociedad delirante que se está construyendo hoy día en nombre de la modernidad ultraliberal. Pesimista y sombrío, el futuro visto por Aldous Huxley nos sirve de advertencia y nos alienta, en la época de las manipulaciones genéticas, a la clonación y la revolución de lo viviente, a vigilar de cerca los actuales progresos científicos y sus potenciales efectos destructivos.

Un mundo feliz nos ayuda a comprender mejor el alcance de los riesgos y peligros que se presentan ante nosotros cuando de nuevo, en todos lados, progresos científicos y técnicos nos enfrentan a desafíos ecológicos que hacen peligrar el futuro del planeta. Y de la especie humana.

lunes, junio 01, 2015

HERMANOS DE LA MISMA TRANZA (O POR QUÉ NO VOTAR POR EL PRI, EL VERDE Y EL PANAL)

Imaginen esta historia:

Un marido que durante muchos años a sido golpeador y desobligado con su esposa pues él ha ido endeudándose con otras personas para hacer frente a los gastos que desatiende (aunque muchas de las veces, el dinero que pide no se lo da a ella), cuando ella ha tratado de pedir un poco de respeto él le mete unas golpizas horribles, incluso antes de que ella pueda hablar y argumentar. Pasa un buen tiempo, ella, finalmente, decide dejarlo, pues está cansada de esa vida de ingratitudes. Poco después él regresa a buscarla. Pide una nueva oportunidad, pues jura y perjura que ha cambiado, que ya no es el mismo de antes, que ha aprendido de sus errores. Ella, ilusamente (o tal vez está siendo muy optimista), acepta al susodicho. Sin embargo, descubre con horror que él no ha cambiado, incluso ahora es peor, pues se ha vuelto más cínico, más encajoso, y sigue dándole mala vida a su señora (la misma de antes, pero ahora con más intensidad, pues él se ha dedicado a vender las pocas cosas que ella tenía para ganarse la vida dignamente -él argumenta que es para que ella pueda tener un meganegocio y volverse millonaria)... la parte fea del asunto es que como parte de los acuerdos al momento de volver, él le pidió a ella que aceptara que los dos hermanos de él se fueran a vivir a casa de ellos dos. Ella aceptó, y ahora no sabe qué hacer, pues aquellos dos no dan gasto, al contrario, gastan los pocos recursos que la señora genera. Ha llegado el momento de cuestionarse seriamente qué es lo que ella debe de hacer....


Si hacemos pequeños cambios a esta historia, esa es la historia del PRI (el "señor de la casa") y los mexicanos (esa mujer abnegada que creyó en las promesas de cambio de él). y si no lo creen, vayan haciendo los cambios pertinentes. Esa es nuestra historia. Incluso en la parte del regreso y los hermanos que con él llegan a casa. El partido verde (que, tal vez lo sepan, ni es verde, ni es ecologista) y el PANAL son esos hermanos por añadidura que hay que soportar, y que, además, son de muy poca ayuda, más bien son una sangría.

Ha llegado otra oportunidad de quitarnos de encima a esos tres lastres para la vida política, social y económica del país (de quitarle al PRI su mayoría en las cámaras, y a los otros dos su parte proporcional para que no le hagan segunda al PRI). Para ello se vuelve importante NO VOTAR POR SUS CANDIDATOS en ningún nivel (federal, estatal o municipal), pues si ganan (por mucho o poco que sea) eso les va a garantizar seguir controlando y decidiendo por nosotros sin importarles nosotros.

Consideren: el verde, además de violar infinidad de ocasiones la normatividad electoral, sólo se ha dedicado promover leyes incompletas (por ejemplo, la de los circos sin animales. ¿Dónde está la propuesta de un santuario o algo así para esos animales? ¿Dónde la de una propuesta para que esos animales tengan alimento y vida digna? ¿Dónde la propuesta para que, si no vamos a dar cuotas de apoyo en las escuelas, las mismas escuelas tengan forma de financiarse para todos los gastos que la SEP no está dando?), su presidente (el tristemente célebre "niño verde) se ha dedicado a vivir del presupuesto y a vender apoyos a cambio de una buena lana, aunque eso implique dañar la ecología (recuérdese aquel célebre moche de un millón de dolares para un permiso y donde, según él, lo "chamaquearon"). Eso sólo a guisa de ejemplo.

En cuanto al PANAL, ese invento de Elba Esther Gordillo para acomodar a su familia (¿sabían ustedes que uno de sus nietos es diputado federal sin haber hecho ningún merito para ello, más que ser nieto de ella?) y hacerle el juego al partido en el poder para garantizar cierto cuota de poder y cierta dosis de impunidad para doña Elba (¿o ustedes creen que el trato a la comandante Nestora y el que se le da a ella es igual?). Fuera de eso, su papel ha sido nulo en la cámaras.

¿VALE LA PENA ALIMENTAR A TODOS ESOS PARÁSITOS?

(Y si todavía están contemplando votar por alguno de ellos, les invito a que vean el siguiente video)