BIENVENIDOS A DISIENTO. EL BLOG DE DAMIAN MONTAÑO

Algo hay de soberbia al tener un blog, es un espacio de exhibición personal abierto a todo mundo. Cierto, y no lo niego. Pero es, a la vez, una posibilidad de expresar ideas, generar debate y reflexión acerca de temas que muchas veces no son abordados como debiera ser (aunque no creo que aquí se pueda en su totalidad) y esta es mi intención.
Espero que a partir de estas lecturas podamos salir, liberarnos, de la enajenación tan en boga, del materialismo, del consumismo, de la virginidad neuronal y podamos ver el otro lado de algunas cosas que consideramos tan normales o que vemos sólo por encimita. En el último de los casos, me conformo con que sea un lugar pa'l chismorreo rico, del que te dan ganas de seguir en él.
Espero que lo disfruten y cooperen haciendo críticas, aportando datos, discrepando. De hecho, de ahí viene el nombre: DISIENTO, no estoy de acuerdo, pero refuto, cuestiono, pienso.
Ojalá y el objetivo se cumpla.

martes, septiembre 26, 2006

SOBRE DIVORCIOS Y MATRIMONIOS FUGACES II

Causa #2.- El matrimonio como escape. Lamentablemente, aún y que nos encontramos en pleno siglo XXI las cosas no han cambiado. El matrimonio sigue siendo un escape, una puerta de salida ¿a qué? A la “gran” institución base de nuestra sociedad. Si, estoy hablando de la familia. Se preguntarán el por qué de tal aseveración. La triste realidad sigue siendo así: triste. Seguimos presenciando situaciones de maltrato al interior de las familias, donde los hijos o ven el maltrato o lo experimentan en su propia piel. Aunque no es sólo el maltrato físico. En un país tan machista como el nuestro sigue siendo cotidiano ver a muchos hombres pensar que todas las mujeres son iguales, “unas pirujas” (por decirlo decentemente), todas, excepto, claro está, mi madre (casi la representación de la virgencita en la tierra), mi mujer (y eso a veces, porque sigue siendo moda de los hombres y las mujeres creer en la frase aquella “hijo de mi hija es mi nieto, hijo de mi hijo quién sabe” y la nueva moda es pedir una prueba que permita garantizar que el hijo que les achacan es suyo. A guisa de ejemplo: el mes pasado al bebé de una conocida le realizaron una prueba de ADN para comprobar que era hijo del galán de la muchacha, la prueba fue cortesía de la mamá del muchacho “¡faltaba más! Que mi hijo vaya a ser engatuzado por una mujer que vaya a saber Dios con cuántos más no se habrá metido”) y, por supuesto, mis hijas (“ellas si van a llegar de blanco al altar, no son como las otras que andan de locas dejándose manosear por los chavitos, si por eso no las dejo tener novio, y voy por ellas a la escuela, y no las dejo llegar después de las 9:00pm” –y sólo el señor cree que la chamaca le hace caso- “y el día en que a mi me traigas a un hombre a la casa es porque con ese te vas a casar” y no sé cuantas restricciones más) a consecuencia de lo anterior, se intenta convertir la casa en una sucursal de “El castillo de la pureza” (una película muy buena de hace ya varios años en la que se narra la historia de un hombre que recluye –por no decir que aísla completamente- a sus hijas para evitar que sean contaminadas por el mundo) y las hijas no soportan todas estas restricciones, si a lo anterior le sumamos el maltrato y el alcoholismo tenemos el resultado: “yo ya no aguanto estar en mi casa” y un fulano que le dice “si quieres vente conmigo, yo te voy a hacer feliz” (¡e infelices nosotros que creemos que podemos hacer feliz a una mujer que no lo es por ella misma! ¡y quién sabe si nosotros lo seamos!), me ha tocado platicar con muchas mujeres que han sido víctimas de situaciones como la anterior, se casaron sólo por huir del hogar, por no aguantar los malos tratos, por el alcoholismo del padre. Lo grave es cuando se percatan de que el remedio salió más caro que la enfermedad, que el marido, amasio o lo que sea, les hace lo mismo que les hacían en casa (¡y alguien que no es ni de mi familia!), las que pueden se salen (formando parte de las estadísticas de los divorcios), y las que no, se aguantarán hasta que la muerte llegue.

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