SOBRE DIVORCIOS Y MATRIMONIOS FUGACES III
Saludos a todos. Cierro las posibles causales de divorcio que existen en la actualidad, y que inicié hace algunas semanas.
Causa #3.- La liberación femenina y el machismo. Afortunadamente ya algunas mujeres reconocen sus capacidades (y los hombres también las reconocen), ellas han salido a trabajar (por gusto y/o por necesidad); por supuesto que eso le duele a los hombres, sobre todo si consideramos que ella puede hacer las cosas mejor que el hombre, y peor si todavía gana más que él. Mi congéneres siguen siendo víctimas de un complejo de inferioridad (¿a poco ustedes creen que el machismo se da en hombres que tienen una buena autoestima?) que es evidenciado en este tipo de casos “¿cómo mi mujer va a trabajar? ¿”Pus” que no soy hombre como pa’ mantenerla?” y si gana más aflora más esa sensación de minusvalía “¡van a decir que ella me mantiene!”. El hombre hará todo lo que pueda para que ella no trabaje, que si los hijos te necesitan, que si crees que la casa se va a mantener limpia por obra del espíritu santo, o qué sé yo; algunas ceden ante la presión social (recordemos que las madres son las principales promotoras del machismo, “hija, yo siempre quise trabajar pero tu papá no podía irse sin desayunar –o comer- al trabajo, además estabas tú, y todo lo sacrifiqué por él”). La pregunta es ¡¿Y QUÉ FREGADOS SACRIFICAN LOS HOMBRES POR SUS ESPOSAS?! ¿las salidas con sus amigos? (digo, muchas de las mujeres que conozco si sacrifican las salidas con sus amigas) ¿el alcohol? ¿las fiestas con sus compañeros de trabajo? ¿ayudan en los quehaceres de la casa? (esto porque si la mujer trabaja se avienta el doble boleto: ama de casa y trabajadora) ¿cuidan de vez en cuando a los hijos? Tienen mis congéneres, además, el descaro de poner un ultimátum: “o tu trabajo o tu esposo”, y no es que pretendan seguir los preceptos de Saulo “mujeres sométanse a sus maridos”, porque los convenencieros dejan de lado los versículos siguientes, donde se habla de todas las obligaciones del esposo; es en realidad todo el deseo de que no se “les vayan a salir del huacal”…… y aquí hay que reconocer que algunas salen corriendo porque dicen que buscaban un esposo no un gendarme, ni un patrón. Y, la verdad, les doy la razón, para malos modos no gana uno, y a veces (me consta, lo he visto y me lo han contado) el hombre no está dispuesto a ceder en lo más mínimo, así que tenemos que se separan. Sin embargo, tenemos que algunas mujeres han salido mañositas, dicen que si ellas trabajan el dinero que ganen es SÓLO para ellas, que ellas no van a aportar ni un quinto en gastos de la casa, y que, como mujer independiente, tienen todo el derecho a hacer lo que se les pega la gana (“que para eso trabajo y gano mi dinero”). Luego entonces, si bien no se van de parranda como los hombres, si les da por pelearse con el hombre y, en vez de negociar entre los dos qué cosas se van a hacer en la casa, de repente ellas se mandan solas, y ya compraron esto o lo otro, cambiaron algún mueble, y en casos más extremos, ellas quieren imponerse en la casa por el simple hecho de ganar dinero. Esto ha generado problemas muy serios en algunas parejas, a grado tal que se han divorciado, pues se pierde la capacidad de diálogo y negociación. No niego que las mujeres tienen derechos que históricamente han quedado en el olvido, sin embargo creo que el feminismo no es más que un error, pues pretendiendo recuperar sus derechos pretenden semejarse a los hombres, y es ahí donde el problema se vuelve un diálogo de sordos. Ni modo. Esperemos que tanto hombres como mujeres aprendamos a negociar y reconocer nuestro verdadero lugar en el vida.
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