INICIA ACTIVIDADES EL CLUB DE SCROOGE. CAPÍTULO MORELOS
¿Cómo están todos por esos rumbos por los que suelen circular? Repuesto al asunto del fin de semana me preparo para continuar en la tónica cotidiana que caracteriza a mi bitácora e inicio a tambor batiente.
El día de hoy deseo iniciar formalmente el Club de Scrooge. Capítulo Morelos. Aprovechando que los comerciantes se me están adelantando (yo elegí el 20 de noviembre porque en lo súper mercados es el día oficial para iniciar la celebración navideña), tengo que ponerme a mano e iniciar actividades y a capturar prosélitos para el club. Para aquellos que no saben de qué estoy hablando les doy información al respecto. ¿Recuerdan ustedes al célebre Eben-ezer Scrooge de “un cuento de navidad” de Charles Dickens? Un tipo que detestaba la navidad y que van los tres fantasmas de la navidad a visitarlo para mostrarle su pasado, presente y futuro (una forma muy abierta de chantaje emocional para que el sujeto se adapte al status quo del capitalismo, pues si se dan cuenta no hay una sola alusión al nacimiento de Jesús en todo ese mitote, y dónde, además, el objetivo de todo eso es que le entre al afán de regalar y ser buena onda en esa temporada ¿y el resto del año qué? Bueno, pues ese sujeto le sirvió de inspiración a un hombre llamado Germán Dehesa (escribe para Reforma y Quién) para formar su club. Como yo comparto su visión sobre la temporada navideña y sus cursilerías he decido secundarlo. Sobre todo cuando veo en las tiendas que ya desde septiembre nos están bombardeando con un concepto de la navidad que no’más no me cuadra: el viejito pascuence (léase Santa Claus) como centro de la temporada, la nieve (y miren que contra ella no tengo nada, pero su uso como dando a entender que sin nieve no hay navidad no me gusta… me imagino que para todos los humanos del hemisferio sur el asunto debe ser peor pues ellos están en pleno verano) y un montón de regalos como parte primordial de los festejos, lo malo no son los regalos, lo malo es que se considere que si no regalas en estas épocas “eres un amargado” (calificativos similares si no me sumo a la borregada y no doy regalos obligatoriamente a fuerza el 14 de febrero, y el día de la madre, y el día del padre, y el día de no sé qué), cuando sabemos, porque muchos lo han visto y vivido, que a veces te toca regalarle a alguien a quién ni le diriges la palabra, o que, en el peor de los casos, lo haces sólo por diplomacia, y ahí estás, poniendo tu cara de palo y con una expresión sincera de emoción fingida, casi mandando al otro hasta no sé donde porque te dio algo que no te gustó, o porque sabes que tiene un precio inferior a lo acordado. Además, seamos honestos, es terrible eso de hacer una lista de posibilidades sobre lo que quieres que te regalen para que el otro no se quiebre la cabeza imaginando qué podría regalarte, y en ese caso hasta la emoción se pierde al momento de recibir tu respectivo regalo (¡y más grave cuando te salen con la “jalada” de que si el regalo que tu quieres vale más de lo acordado tu pongas la diferencia y se lo hagas llegar al “desconocido” con el organizador del intercambio!); aunque el que todo quede al azar y las habilidades del otro no son mejores, estoy de acuerdo en eso, te arriesgas a que te den cualquier cosa que ni te va a servir, ni te va a gustar, ni necesitas y que sólo hará bulto en casa, y en el mejor de los casos sólo servirá para que lo regales a algún incauto en alguna ocasión posterior. ¡Mejor no organicemos ni nada y todos felices! Eso de que le damos abrazos a todo mundo, cual si fueran chocolates, también forma parte del “Chou” y no es que me oponga a los abrazos (digo, cuando se los das a tu pareja es riquísimo, y cuando es a las personas que en verdad aprecias es muy padre) pero estar dando abrazos de campana o de revolucionario ¡qué flojera me da!
Si alguien se apunta a formar parte del club las inscripciones son conmigo. Pueden utilizar esta página como medio, el único requisito es desear celebrar la navidad de otra forma y no seguir el juego al sistema. ¿De acuerdo?
El día de hoy deseo iniciar formalmente el Club de Scrooge. Capítulo Morelos. Aprovechando que los comerciantes se me están adelantando (yo elegí el 20 de noviembre porque en lo súper mercados es el día oficial para iniciar la celebración navideña), tengo que ponerme a mano e iniciar actividades y a capturar prosélitos para el club. Para aquellos que no saben de qué estoy hablando les doy información al respecto. ¿Recuerdan ustedes al célebre Eben-ezer Scrooge de “un cuento de navidad” de Charles Dickens? Un tipo que detestaba la navidad y que van los tres fantasmas de la navidad a visitarlo para mostrarle su pasado, presente y futuro (una forma muy abierta de chantaje emocional para que el sujeto se adapte al status quo del capitalismo, pues si se dan cuenta no hay una sola alusión al nacimiento de Jesús en todo ese mitote, y dónde, además, el objetivo de todo eso es que le entre al afán de regalar y ser buena onda en esa temporada ¿y el resto del año qué? Bueno, pues ese sujeto le sirvió de inspiración a un hombre llamado Germán Dehesa (escribe para Reforma y Quién) para formar su club. Como yo comparto su visión sobre la temporada navideña y sus cursilerías he decido secundarlo. Sobre todo cuando veo en las tiendas que ya desde septiembre nos están bombardeando con un concepto de la navidad que no’más no me cuadra: el viejito pascuence (léase Santa Claus) como centro de la temporada, la nieve (y miren que contra ella no tengo nada, pero su uso como dando a entender que sin nieve no hay navidad no me gusta… me imagino que para todos los humanos del hemisferio sur el asunto debe ser peor pues ellos están en pleno verano) y un montón de regalos como parte primordial de los festejos, lo malo no son los regalos, lo malo es que se considere que si no regalas en estas épocas “eres un amargado” (calificativos similares si no me sumo a la borregada y no doy regalos obligatoriamente a fuerza el 14 de febrero, y el día de la madre, y el día del padre, y el día de no sé qué), cuando sabemos, porque muchos lo han visto y vivido, que a veces te toca regalarle a alguien a quién ni le diriges la palabra, o que, en el peor de los casos, lo haces sólo por diplomacia, y ahí estás, poniendo tu cara de palo y con una expresión sincera de emoción fingida, casi mandando al otro hasta no sé donde porque te dio algo que no te gustó, o porque sabes que tiene un precio inferior a lo acordado. Además, seamos honestos, es terrible eso de hacer una lista de posibilidades sobre lo que quieres que te regalen para que el otro no se quiebre la cabeza imaginando qué podría regalarte, y en ese caso hasta la emoción se pierde al momento de recibir tu respectivo regalo (¡y más grave cuando te salen con la “jalada” de que si el regalo que tu quieres vale más de lo acordado tu pongas la diferencia y se lo hagas llegar al “desconocido” con el organizador del intercambio!); aunque el que todo quede al azar y las habilidades del otro no son mejores, estoy de acuerdo en eso, te arriesgas a que te den cualquier cosa que ni te va a servir, ni te va a gustar, ni necesitas y que sólo hará bulto en casa, y en el mejor de los casos sólo servirá para que lo regales a algún incauto en alguna ocasión posterior. ¡Mejor no organicemos ni nada y todos felices! Eso de que le damos abrazos a todo mundo, cual si fueran chocolates, también forma parte del “Chou” y no es que me oponga a los abrazos (digo, cuando se los das a tu pareja es riquísimo, y cuando es a las personas que en verdad aprecias es muy padre) pero estar dando abrazos de campana o de revolucionario ¡qué flojera me da!
Si alguien se apunta a formar parte del club las inscripciones son conmigo. Pueden utilizar esta página como medio, el único requisito es desear celebrar la navidad de otra forma y no seguir el juego al sistema. ¿De acuerdo?
UN ANIVERSARIO MÁS DE LA REVOLUCIÓN
Se ha criticado mucho a Fox por suspender el desfile de la revolución, se dice que eso es la evidencia de su poco amor por el país y se le acusa de traicionar la revolución. Creo que vale la pena hacer algunas aclaraciones al respecto.
Primero. La celebración a este acontecimiento inició con Plutarco Elías Calles, un hombre que se encargó de institucionalizar la revolución y de conformar el “estado nacional mexicano”. Este desfile, además, le permitía lavar su conciencia (fue, junto con Obregón, uno de los traidores a Carranza; además de combatir a Zapata y Villa, sus enemigos de batalla durante un buen rato, a quienes, extrañamente, se ensalza en esta celebración) y quedar bien ante la sociedad. A partir de ahí la celebración se hace oficial y obligatoria. Esto es, es un festejo determinado por el sistema oficial.
Segundo. A decir verdad, la celebración es más bien una muestra de “pan y circo para el pueblo”, muchos, por no decir la mayoría, sabemos un “carajo” de la revolución y el pleito de lavadero en que se convirtió, esto lo digo porque, a decir de algunos historiadores(y les doy la razón), la revolución no cumplió con su objetivo, o dicho en buen español, los pobres siguen en igualdad de condiciones, los ricos siguen siendo ricos (y sólo 24 familias detentan todo el poder económico del país, tal y como ocurría con Don Porfirio)…… luego entonces ¿qué tenemos que celebrar? A mi forma de ver, es un festejo inútil pues no hay nada que celebrar.
Tercero. Al ser una celebración meramente simbólica se puede prescindir de ella ¡Y NO PASA NADA! Es como la fiesta de 15 años, sólo porque le han hecho creer a las chamacas que es lo máximo en su vida sueñan con dicha celebración, pero si no lo celebras no pasa nada. Lo importante es, como mencioné renglones arriba (igual a como lo dije a fines de agosto antes del festejo de la independencia) ¿qué es lo sabemos los mexicanos de la historia de la revolución? Si ese es el punto de partida veremos cómo es que festejamos sin saber qué festejamos. Entonces, es un festejo a la ignorancia. Ni modo.
Primero. La celebración a este acontecimiento inició con Plutarco Elías Calles, un hombre que se encargó de institucionalizar la revolución y de conformar el “estado nacional mexicano”. Este desfile, además, le permitía lavar su conciencia (fue, junto con Obregón, uno de los traidores a Carranza; además de combatir a Zapata y Villa, sus enemigos de batalla durante un buen rato, a quienes, extrañamente, se ensalza en esta celebración) y quedar bien ante la sociedad. A partir de ahí la celebración se hace oficial y obligatoria. Esto es, es un festejo determinado por el sistema oficial.
Segundo. A decir verdad, la celebración es más bien una muestra de “pan y circo para el pueblo”, muchos, por no decir la mayoría, sabemos un “carajo” de la revolución y el pleito de lavadero en que se convirtió, esto lo digo porque, a decir de algunos historiadores(y les doy la razón), la revolución no cumplió con su objetivo, o dicho en buen español, los pobres siguen en igualdad de condiciones, los ricos siguen siendo ricos (y sólo 24 familias detentan todo el poder económico del país, tal y como ocurría con Don Porfirio)…… luego entonces ¿qué tenemos que celebrar? A mi forma de ver, es un festejo inútil pues no hay nada que celebrar.
Tercero. Al ser una celebración meramente simbólica se puede prescindir de ella ¡Y NO PASA NADA! Es como la fiesta de 15 años, sólo porque le han hecho creer a las chamacas que es lo máximo en su vida sueñan con dicha celebración, pero si no lo celebras no pasa nada. Lo importante es, como mencioné renglones arriba (igual a como lo dije a fines de agosto antes del festejo de la independencia) ¿qué es lo sabemos los mexicanos de la historia de la revolución? Si ese es el punto de partida veremos cómo es que festejamos sin saber qué festejamos. Entonces, es un festejo a la ignorancia. Ni modo.
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