BIENVENIDOS A DISIENTO. EL BLOG DE DAMIAN MONTAÑO

Algo hay de soberbia al tener un blog, es un espacio de exhibición personal abierto a todo mundo. Cierto, y no lo niego. Pero es, a la vez, una posibilidad de expresar ideas, generar debate y reflexión acerca de temas que muchas veces no son abordados como debiera ser (aunque no creo que aquí se pueda en su totalidad) y esta es mi intención.
Espero que a partir de estas lecturas podamos salir, liberarnos, de la enajenación tan en boga, del materialismo, del consumismo, de la virginidad neuronal y podamos ver el otro lado de algunas cosas que consideramos tan normales o que vemos sólo por encimita. En el último de los casos, me conformo con que sea un lugar pa'l chismorreo rico, del que te dan ganas de seguir en él.
Espero que lo disfruten y cooperen haciendo críticas, aportando datos, discrepando. De hecho, de ahí viene el nombre: DISIENTO, no estoy de acuerdo, pero refuto, cuestiono, pienso.
Ojalá y el objetivo se cumpla.

sábado, noviembre 22, 2008

¿¿¿Soy un sentimental o qué???

Pues nada, resulta que hace un rato, al ir saliendo de la casa que fuera de mi abuela, iban dos señores caminado, eran las 8 de la noche, al verme se acercó uno de ellos para ofrecerme su producto, unas hamacas. Me dice que valen $150, las veo, la verdad es que quisiera una pero esta posmodernidad no me permite hacerlo pues en un departamentito de "pichonavit" no hay terraza o jardín donde colocarla. Sospecho que el señor vio mi expresión y me insistió en que se la comprara. Le dije que no, que "mejor para la otra" (que por cierto, me pregunto, quién nos enseñó a no decir no y en lugar de eso prometer "que en otra ocasión será", como si de verdad fuéramos a hacerlo, ¿a lo mejor es porque así nos duele menos el negarnos y ya no nos sentimos tan culpables?), el insistió y me dijo "se la dejo a $100".
La verdad en ese momento me sentí mal hacia mis adentros. Se preguntarán por qué. Simple. El señor tenía una carita de cansancio que "pa' que les cuento", supongo yo que llevaba buena parte del día caminando y que ya estaba de regreso a su casa. Sin embargo, él y el chico que le acompañaba, llevaban todavía unas 6 hamacas entre los dos. Lo cual me hace suponer que no hubo tantas ventas como ellos hubieran querido.
Dejando de lado las ventas en lo que me quedo pensando es ¿cuál es el margen de ganancia que ellos tienen? Sobre todo si la dejan a 100 miserables y devaluados pesos. Pongamos que, si ellos son intermediarios, que se las venden a $50. Le ganan otro tanto, pero si consideramos el tiempo invertido en venderla, más el desgaste de la caminada, en realidad esa ganancia es una falacia, pues la utilidad se pierde al considerar estas dos cuestiones antes mencionadas. Ahora que si ellos las hacen, el realizar una hamaca no es asunto de media hora, por muy rápidos que sean y aunque tengan práctica, yo no le pongo menos de dos horas en hacer una. Como quiera que sea no es negocio, no hay una utilidad real al realizar esta actividad.
Los vi seguir su camino. Mi corazoncito quedó todo "compungido". Metros adelante entraron en la "botanera" que está cerca de la casa de mi abuela. Supongo que para intentar vender algo. lamentablemente las posibilidades en ese lugar son pocas, por no decir nulas. Sigo pensando ¿cuál es el sentimiento que tienen al ir camino a su casa? ¿cómo se sentirán después de un largo día caminando para sólo ganar unos pocos pesos que serán más efímeros que un suspiro?
Lo más lamentable de esto es que, en contraparte, te enteras que existen sujetos que ya tienen miles de pesos en su cuentas y aún así desean aumentarlas mas. Tenemos el caso del desaparecido Mouriño y su familia. Gracias al cobijo y protección del poder, su familia ha incrementado su patrimonio de manera exhorbitante. Actualmente son dueños de varias franquicias de PEMEX, léase gasolineras, sin contar el privilegio de ser sus distribuidores a traves de la empresa IVANCAR, con contratos por millones de pesos al año. Agreguen que seguramente en esas gasolineras ocurre lo que en la mayoría de ellas: a los despachadores no se les paga nada. Si, aunque ustedes no lo crean no hay un contrato de trabajo ni un salario base para ellos. Ergo, la venta de gasolina significa utilidad pura. Tenemos el caso del gobernador de Nuevo León, Natividad Gonzáles Parás, quien en un afán de proyección política está realizando una gran cantidad de obras de construcción en su estado, pero lo curioso del caso es que muchas de las obras son realizadas por empresas propiedad de su familia o de la familia de sus principales funcionarios. Por supuesto la ganancia no es de unos pocos pesos. ¡Y a pesar de todo quieren tener más!
¡No hablemos de los empresarios! Ejemplos del mismo tipo sobran: Jorge Lankenau, Roberto Hernández, y muchos más que en este momento no tengo en la mente, pero que gracias a ellos tenemos un FOBAPROA por pagar, y buscan seguir transando "con singular alegría". Leía del caso de una colonia popular que en Chihuahua está sufriendo porque un fulano les quiere despojar de sus terrenos porque resulta, ¡oh, desgracia de estas familias!, que sus terrenos están a la orilla de un megaproyecto binacional Mex-USA de construcción de un parque industrial, lo cual significa que esos terrenos van a aumentar su plusvalor de manera considerable, y para evitar que los despojen de la manera más vil, los tienen viviendo casi como en campo de concentración, y todo por culpa de unos (muchos) billetes verdes.
Lamentablemente esa es la realidad. Un mundo injusto. Los mejores son aquellos que son "habiles" para los negocios, los "hombres triunfadores" que miden sus triunfos en función a su acumulación de riqueza, al negocio al amparo del poder y, aun contraviniendo el llamado "conflicto de intereses" (no está perimitido ser funcionario público y favorecer a los parientes haste en cuarto grado, ni utilizar el puesto para beneficio propio) ellos se lo pasan por el arco del triunfo y siguen tan campantes en sus puestos. ¡Lástima! Dan ganas de llorar.

1 comentario:

Minoe dijo...

Paseando por el inter me topé con este blog :p jejeje.

Qué gustazo que retomó la bitácora! pensé que ya no habría disiento.

Saludos afectuosos desde el DF!

Jess