BIENVENIDOS A DISIENTO. EL BLOG DE DAMIAN MONTAÑO

Algo hay de soberbia al tener un blog, es un espacio de exhibición personal abierto a todo mundo. Cierto, y no lo niego. Pero es, a la vez, una posibilidad de expresar ideas, generar debate y reflexión acerca de temas que muchas veces no son abordados como debiera ser (aunque no creo que aquí se pueda en su totalidad) y esta es mi intención.
Espero que a partir de estas lecturas podamos salir, liberarnos, de la enajenación tan en boga, del materialismo, del consumismo, de la virginidad neuronal y podamos ver el otro lado de algunas cosas que consideramos tan normales o que vemos sólo por encimita. En el último de los casos, me conformo con que sea un lugar pa'l chismorreo rico, del que te dan ganas de seguir en él.
Espero que lo disfruten y cooperen haciendo críticas, aportando datos, discrepando. De hecho, de ahí viene el nombre: DISIENTO, no estoy de acuerdo, pero refuto, cuestiono, pienso.
Ojalá y el objetivo se cumpla.

sábado, febrero 21, 2015

VALE LA PENA (O LA ALEGRÍA) VIVIRLA

Yo no sé si ustedes sean cristianos, ateos o budistas. No sé si crean en la reencarnación o en la resurrección. Tampoco sé si creen en que ya tenemos escrita nuestra historia desde antes de nacer o sí creen que la vida la vamos “improvisando” diariamente. Hoy esos detalles serán lo de menos.

Lo que hoy deseo compartirles tiene que ver con el hecho mismo de estar aquí. Indudablemente que hay muchos que han tenido historias tristes, otros que hemos tenido, cual si fuera montaña rusa, momentos de sube y baja, y hay los menos cuya vida podemos considerar que ha sido pura felicidad (no sé si sea porque en verdad les ha ido bien, o porque desde su virginidad neuronal no se alcanzan a dar cuenta de que casi les pasa la guillotina por el pescuezo y ni cuenta se dan).

Pero el hecho importante es estar aquí. Alguna vez un profe, Enrique Alvares decía algo muy interesante “HAY QUE VIVIR AUNQUE SEA POR CURIOSIDAD”, cuando menos yo, a lo largo de todo este tiempo, y a pesar de que luego me entra la depre, tengo en claro algo, estamos aquí para experimentar la vida (y creo que eso es independientemente de si aprendemos o no, porque hay quienes parece que no aprenden de ninguna manera, por muy constructivista que seas) y para ver qué es lo que sigue.


Aclaro que no hago una apuesta ni una invitación al hedonismo desbordado, pero tampoco a la vida de sacrificio y pena. Aquí me viene a la mente mi querido Germán Dehesa que retomaba alguna vez a un poeta clásico (no recuerdo quien, la verdad) pero apelaba a la "aureas mediocritas", ese mediano pasar donde tienes lo indispensable, lo necesario, y te quedas con el tiempo para hacer otras cosas que, tal vez no sean tan vistosas, no apantallen tanto a los demás, pero sí te dejan disfrutar de la vida (porque ya ven cómo se nos va la vida en poseer lo que nos dicen los mass media y ahí perdemos todo). Y continuando con don Germán, que podamos decir como él "ME LA PASO TAN BIEN QUE HASTA PENA ME DA"


Tal vez algo mejor, tal vez algo peor (esperando no sea así, por supuesto), pero el hecho es que estamos aquí. Aprovechar la vida y el tiempo es responsabilidad de cada quien. Independientemente de nuestras historias, porque el estar machaconamente regresando al dolor, al pasado, en poco o nada ayuda (bueno, sí. A identificar acciones que no debemos volver a hacer, pero nada más). Creo que lo importante es seguir caminando.

"Yo siento una cierta ternura por el que fui a los 15 o a los 25 años,
pero difícilmente me reconozco en sus opiniones
y muchas de ellas me parecen lamentables"
Germán Dehesa

En ese sentido, tengo que reconocer y agradecer a todos los que me han ido acompañando a lo largo de este tiempo. Hay quienes sólo han sido compañeros de viaje durante un tiempo corto, otros durante mucho rato, unos se han bajado solos, a otros los han bajado, unos en el mismo vagón, otros en vagones adyacentes. Algo hay de aprendizaje en lo que se ha compartido, hay quienes no es que sean unos inútiles, cuando menos han servido de mal ejemplo, y con eso me quedo.


ME ENCANTA DIOS
JAIME SABINES

Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. 

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre. 

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes. 

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes! 

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble. 

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento. 

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja. 

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy. 

A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

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