Para mi mala suerte, a veces (en
realidad, con demasiada frecuencia) se me dificulta ir al cine. Y con algo así
como 12 años de retraso, finalmente se me hizo ver la película de Kirikú y la
hechicera. Es una película muy linda, basada en una leyenda africana, y está
muy bien desarrollada, pues tiene puntos de suspenso que te mantienen al
pendiente de la historia. Se las recomiendo ampliamente. A los niños y a los
adultos les va a encantar.
Casi al final de la película identifiqué una situación que nos sirve como metáfora de lo que está ocurriendo en este
país. La hechicera es mala, indudablemente pero, en realidad, no es tan mala
como todos creen (del gobierno no puedo decir lo mismo). Aunque bien que se
aprovecha de la mala fama que tiene. En la aldea que tiene sometida a partir
del miedo, creen que ella secó el ojo del agua del cual se abastecía la gente,
y creían también que era una devoradora de hombres, pues cada cierto tiempo
pedía que fueran enviados a ella, pero nunca regresaban. ¡Ah! De pilón pedía
que las mujeres le entregaran todo el oro que ellas tenían. De manera tal que todos
en la aldea viven bajo un miedo eterno.
Kirikou, un niño inteligente y
valiente, decide enfrentar a la bruja. Durante este choque, descubre que la
bruja nada ha tenido que ver con la falta de agua, ocurrió más bien que un
animal se metió al ojo de agua, empezó a tomarla, y empezó a crecer y crecer, y
cada vez necesitaba más agua. A los hombres no los mataba, pero nadie sabía qué
hacía con ellos (obviamente no les voy a contar qué les hacía porque perderán
el encanto de la peli).
El caso aquí es que ella supo
cómo sacarle provecho a ciertas situaciones para lograr tener a la gente
sometida a su voluntad. Aquí es donde logré ver lo que este gobierno está
haciendo: alimentar el miedo de la gente para someterla y controlarla, a la par
que nos quita nuestro oro (petróleo, dólares) y ellos viven cada vez mejor (y
si no, díganme ¿cómo un funcionario logra juntar 7 millones de pesos en dos
años para pagar su casa?). La similitud es muy grande. La gente ha caído en el
miedo. La gente se ha dejado someter, tanto por los narcotraficantes como por
las corporaciones “de seguridad” (ejército y policías de todo tipo), y sólo la gente en el gobierno es quien sale ganando (junto con los narcotraficantes).
Para sembrar el miedo las estrategias son varias: la
primera es la represión cruda y directa (la matanza de Iguala es el mejor
ejemplo), ya de ahí, pasamos a otras medidas para crear el miedo entre la
población y se quede quietecita. Descalificación de la protesta (“los padres
están siendo manipulados” dijera el secretario de marina), infiltrar gente para
cometer actos vandálicos, apostarle al desgaste de los movimientos sociales, deformación de
la información en los medios de comunicación oficiales, promover el descrédito
de estos movimientos y cooptarlos por el mismo gobierno (pregúntenle a las
autodefensas de Michoacán), entre otras. El objetivo es el mismo: “calladito te
ves bonito”, “de valientes están llenos los panteones”, así que mejor se un
cobarde vivo.
Lo que al gobierno se le ha
olvidado (eso les pasa por no tener sociólogos o psicólogos sociales en su grupo
de asesores, para que les expliquen qué onda con las teorías volcánicas acerca
de los movimientos sociales), es que la gente puede aguantar hasta ciertos
niveles, pero cuando los niveles de presión sobrepasan ciertos niveles, la
presión acumulada lleva a una explosión en los ánimos de la gente. Eso lo ha
olvidado el gobierno. Por eso no entienden a las autodefensas y sólo las
dividieron para crear su potente fuerza rural. Por eso no entienden por qué
tanta movilización por 43 personas. Por eso no entienden por qué los niños
fresas de la ibero persiguieron a Peña en su campaña. Por eso no entienden por
qué existe la policía comunitaria en Guerrero. Por eso descalifican a los que
están en contra del gasoducto en Morelos y en Puebla. Lo malo es que van a
seguir insistiendo en reprimir, en controlar, en llenar de miedo. Pobres de
nosotros si les seguimos el juego.
Mientras la gente no logre
descubrir que se puede combatir a la hechicera, no se podrá lograr un cambio en
esta situación que vivimos. Por ello es que yo aplaudo a todas y todos los
Kirikous que se han atrevido a enfrentar a estos agentes represores y están
luchando por recuperar lo que se les ha quitado durante tanto tiempo. LA DIGNIDAD
NO SE VENDE NI TIENE PRECIO (y aquí quiero mencionar que el gobierno de Guerrero
había ofrecido un millón y medio de pesos a cada uno de los papás de los 43
desaparecidos ¿y qué creen? ¡NINGUNO ACEPTÓ!).
Buen día a todos
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